
Historia del Festival de Orquestas
Fue originalmente una idea expuesta por el profesor de música y de coros Alberto Carbonell a amigos suyos dentro de la Junta del Carnaval: recrear gratuitamente a la masa el LUNES de Carnaval, colocando a lo largo de la Calle Murillo (en lo que hoy es la ruta del Transmetro), unos cinco templetes para actuación gratuita de orquestas, conjuntos y “combos” que se hubieran reunido aquí entre Casetas, Salones y fiestas privadas de nuestro carnaval.
En los años 1967 y 1968, desde la Avenida Olaya hasta donde quedaba en Cine “Bolívar” por allá, por la Kra 20, se aglutinaba gente bailando de templete en templete entre las cuatro de la tarde y las nueve de la noches, hora en que cada grupo se desplazaba a sus sitios de contrato firmado. El pueblo quedaba notificado de escoger a donde ir esa noche de lunes a bailar, según las orquestas que más le hubiera gustado en el muestreo gratuito.
Para 1969, Gabriel Martinez Aparicio y Rubén Navarro Serge en su condición de dirigentes de la Junta del Carnaval, acudieron a mi oficina de director de la incipiente Radio Olímpica haciendo una encuesta entre nosotros los hombres de la Radio en el Carnaval, para organizar el PRIMER FESTIVAL de orquestas. ¡Aprobado unánimemente!
La propuesta comenzó a caminar y hablaron con el presidente de Sintramucol, Dagoberto Almanza, quien los puso en contacto con los grupos. El festival se realizó en el Estadio Tomás Suri Salcedo, con la presentación de Lito Barrientos y Alfredo Mojica, ambas orquestas de El Salvador; Armando Bossa, de Panamá; Pacho Galán y Pete Vicentini. Fue tal el éxito que al siguiente año se repitió.
Se advierte que para actuar en los carnavales de Barranquilla, las orquestas salvadoreñas (y más tarde las de Venezuela que nos invadieron), solicitaron a los músicos barranquilleros (Pacho- Peñaloza- Herrera-Martelo-Nuncira- los Pompeyo- Etc.) catálogos de los temas que acá se bailaban.
A partir de entonces empezó a rondar la idea de hacer oficialmente un festival pero ya como parte de la programación de las fiestas. Cuenta Carbonell que Martínez Aparicio y Navarro Serge le dijeron que lo organizara, pero adujo que era mucho para él y recomendó a Arturo López Viñas (hoy residente en USA), quien dijo que sí. Así nació en 1969 el primer Festival de Orquestas que tenía como atractivo el premio Congo de Oro. En su historia ha tenido tres escenarios, el Coliseo Cubierto Humberto Perea, el Estadio de Béisbol Tomás Arrieta y el Estadio de Fútbol Romelio Martínez, donde se realiza actualmente.
Se determinó que el recaudo neto de ese primer festival (deducidos costos e impuestos), sería para invertir en la terminación del 2º piso de la Obra del Albergue Infantil del Club de Leones, presidido por el mismo Rubén Navarro Serje. A partir del año siguiente SINTRAMUCOL, como dueño del evento acordó con la Junta del Carnaval, otorgar el 10% del NETO de utilidades para las Obras de la Damas Grises (o Damas Rosadas) a quienes se les delegaba, como pago por el manejo financiero (Taquillas- Costos- Impuestos- Etc.). Engrosaban así el músculo financiero destinado a invertir en varias de sus Obra Sociales. Deducida esa cantidad, el NETO de lo recaudado en el Festival se repartía en un 50% para SINTRAMUCOL y 50% para la Junta del Carnaval.
Tal parece que los enredos, acusaciones y desavenencias por el beneficio del NETO que quedaba en cada festival, llevaron en 1990 al entonces Alcalde Miguel Bolívar Acuña imponer en forma directa el beneficio del NETO de ese festival al Hospital Infantil San Francisco de Paula, dirigido en esa época por el Dr. Rago Rodríguez. Y no fueron más las “Damas Grises” o las “Damas Rosadas” quienes ejercieron el operativo de recaudo y distribución de taquilla, sino una firma privada, llamada “LAZOS”, que presentó sus cuentas y endosó una utilidad NETA de 31 Millones de Pesos a beneficio del Hospital. (Hoy serían unos 350 Millones de pesos). !Mucha plata en la vida¡ como decía Campae Lencho.
Quedó de esta forma el evento como “un botin” y ahí mismo, en 1991 fue entregado el desarrollo íntegro del Festival de Orquestas a un sujeto empresario en forma individual, que valdría saber a ciencia cierta quién fue el que acaparó todo el recaudo del evento cuyo rendimiento financiero se esfumó y nunca se supo sobre destinatario de lo producido y/o a quién debía haberse entregado el NETO de utilidad. El papel de “peón” ejercido por Ley Martin quien dio cara, nos impide acusarlo a él. No se repitió el limpio ejercicio ejecutado el año anterior en forma diáfana por la firma “LAZOS”.
Se le “abrieron las agallas” a la Junta del Carnaval en la que se había incorporado en 1992 a representantes del Grupo Santodomingo, en cumplimiento de un Acuerdo del Concejo. En cuanto fueron admitidos, tomaron las riendas de manera firme: Marciano Puche, Leon Caridi (+), Paul Tarud, Pablo Gabriel Obregón. Ahí mismo, súbitamente, el músico Donis Peña quien ejercía como Presidente de Sintramucol (entidad que era la dueña del Festival), admitió la propuesta de ceder las utilidades por explotación del Festival, directamente a la Junta, en medio de su personal júbilo por haber sido escogido “Director de la Orquesta del Carnaval” de ese año en 1992.
Posteriores reclamaciones llevaron a que SINTRAMUCOL renegociara con Amira Rey, delegada de CARNAVAL S.A. el equivalente a 64 salarios mínimos mensuales vigentes, que era entonces el número de socios de SINTRAMUCOL. Actualmente con casi 800 afiliados, se sostiene el acuerdo de solo 64 por los que CARNAVAL S.A. debe responder en la tarea de girarle a SINTRAMUCOL lo acordado. El endoso actual debe sumar 40 millones 594 mil 50 pesos, resultado del este último accidentado festival de orquestas realizado en el estadio municipal de la calle 72.
Ahí mismo, en 1993 y dentro del Festival de Orquestas, el “Zanedrin” que organiza nuestros Carnavales desoyó la obligación que tenían los grupos extranjeros de interpretar un numero colombiano en sus tres temas a juicio del jurado. En el estadio “Tomas Arrieta” le otorgaron el Congo de Oro a la Sonora Ponceña que desató un repertorio buenísimo, pero no premiable pues no ejecutó por ejemplo, el tema “La Pollera Colora”, que ellos habían grabado en forma genial allá en Nueva York, entre otras cosas con el titulo de “The Red Chiken”. Kique Lucca, su director me respondió apenado que nunca le exigieron hacer un tema colombiano, cuando le pregunté en nuestra transmisión radial por esa inexplicable omisión. Kique (padre de Papo Lucca pianista del grupo) se mostró contrariado y estuvo a punto de no aceptar el “Congo de oro” que le otorgaron, pues consideraba que en esas condiciones no lo merecía.
Lo de Rubén Blades en el reciente Carnaval es la consecuencia del irrespeto de los miembros de “Carnaval S.A.” hacia el músico nuestro. Actuó el panameño en un concierto que provocó muchos bostezos, sin saber que el evento es un concurso y que su larga y aburrida actuación engendró perjuicios enormes a muchos grupos y artistas de acá. De nuestro Carnaval, evento que en las manos en las que ha estado desde 1992, “va de retro”…
Efraín Humberto Peñate Rodríguez, eprrodr@hotmail.com






buenas, yo digo,si hay un reglamento que las orquestas extranjeras, tienen que tocar un ritmo alucibo al carnaval y ademas un toque gratis,al pueblo y eso no lo hace desde 1992 cuando donnis peña canjeo por ser un director de la orquesta de carnaval de ese año y cobro para su propio beneficio,y todos los dineros que se suponian eran para el sindicato el se los cojio todos,el firmo sin decir le a los socios de sintramucol que en ese entonces era 64 y en el 2000 ya habian muchos mas socios entonces hay que reestructurar ese convenio.