

En Colombia sucede lo más insólito: Desacordar el bien
“fanatismo: Habréis observado más de una vez que ese fanatismo,
Hacia el que los hombres tienen tanta tendencia, ha servido siempre
Para hacerles no sólo más brutos sino también más malvados”…
( EM vol. I, p. 771 – Fernando Savater. “Voltaire contra los fanáticos”)
Desde tiempos inmemorables hemos estado en guerras, ya fuera con otras tribus o con los que nos invadían y continuaron invadiendo estas tierras de Dorados escondidos o a la vista. Y después constituidos en República, fuimos bautizados con aguas de guerras que no han cesado.
Es por todo esto que Gonzalo España, se ve precisado a escribir el texto: “ EL PAÍS QUE SE HIZO A TIROS”: “ los protagonistas de aquellos días estaban divididos en clanes y familias rivales, enzarzados en disputas por puestos y dignidades; que la división fue motivada por las ideas que unos tenían a favor de un régimen centralista y otros a favor de un régimen federal, Nariño bautizó el período como “la Patria Boba”.( pág. 21).
Las guerras se generaban como juego de niños donde los hombres caían como muñecos de plomo que dejaban una sonrisa en el triunfante adversario. Aquello parecía que jugaran con lápices de color rojo, apostando quien lograba pintar la mayor extensión del territorio colombiano o tiñera de rojo – sangre, los ríos del país.
Era y ha sido la sinrazón de diatribas que nos han llevado a ser ubicados como : “más pasionales que racionales , más amantes del poder que de la paz y más dispuestos a imponernos a nuestros antagonistas que a concertar con ellos, por lo cual siempre encontramos motivos para enfrentarnos, al punto que aún hoy, entre quienes matan a otros compatriotas, muchos no saben bien por qué lo hacen, pero se mantienen en ese siniestro hábito ya que, a diferencia de otros campos en que los colombianos a veces nos destacamos y a veces decaemos, en el ejercicio de la violencia, siempre hemos sido buenos. ¡Triste y dolorosamente buenos!”(¿ Cómo somos? Los colombianos. Germán Puyana García, pág. 27-28). Con todo el historial que llevamos encima, como se puede apreciar en cita que hace Indalecio Liévano Aguirre de Felipe Zapata – “hemos tenido veinte revoluciones locales y diez gobiernos destruidos por las armas”, lo anterior, comprendido en doce años desde 1863 hasta 1875, de gobierno Federalista(“Rafael Núñez “ de Indalecio).
No se alcanza el silencio de las espadas y armas tronantes, se toma el tiempo entre 1877 y 1877 para montar una guerra entre colombianos, ya fueran políticos, religiosos, conservadores y liberales con mayor proporción de muertos que desconocían los motivos de la contienda. Se da un breve silencio y se vuelve a la guerra entre 1884 y 1885 entre liberales duros, blandos y conservadores, después se recupera un corto silencio para invocar a santos y espíritus de una oración de escondida paz .
Seguir lectura en el siguiente enlace: desacordar-el-bien
Juan V Gutiérrez Magallanes, juanvgutierrezm@yahoo.es





